Desde mi punto de vista todas estas profesiones tienen en común el poder de ayudar e influir de una manera u otra en una persona. Podemos clasificar en el ámbito educativo al tutor, al orientador y al asesor, mientras que el influencer es una figura que ha surgido en los últimos tiempos con las tecnologías, en la que en las redes sociales cuentan experiencias, donde las personas pueden sentirse reflejadas y tomarlos como referencia.
El coach tiene como función entrenar para potenciar habilidades, no necesita saber nada acerca del trabajo del coachee. Si quisiéramos montar un negocio, por ejemplo, le necesitaríamos si sabemos qué tipo de negocio queremos y los conocimientos de la materia pero no sabemos como conseguirlo. El tutor, tiene como función guiar y transmitir su experiencia y conocimiento, debe ser experto en la materia ven la que se va a trabajar. En el caso de que quisiéramos montar un negocio, al tutor le necesitaríamos si sabemos qué tipo de negocio vamos a montar pero nos gustaría adquirir experiencia. Un orientador es un guía que interviene, un experto en la materia que el alumno no domina. Si quisiéramos montar un negocio al orientador le necesitaríamos si no sabemos qué tipo de negocio queremos montar. Un asesor actúa como guía y da soluciones, se transfiere un conocimiento al asesorado. Si quisiéramos montar el negocio le avisaríamos si no sabemos ni por donde empezar. Y por último, el influencer, que influencia a otras personas a través de redes sociales. Cuentan con un alto grado de credibilidad y suelen manejar un tema específico. Le avisaríamos si tenemos montado el negocio y necesitamos un lanzamiento en la red para atraer clientes.
Después de llevar a cabo la definición y diferencia de cada una de ellas, me voy a centrar mucho en esta última, en la figura influencer, ya que puede llegar a ser muy peligrosa para la sociedad. Hay muchos tipos de influencers: de moda, maquillaje, comidas, videojuegos, entretenimiento, bloggers, viajes, fitness... que colaborarán de diferentes maneras con las marcas (embajadores, códigos de descuento, post patrocinados...) de los cuales muchos pueden ser celebrities conocidos.
Y digo que puede ser peligroso para nuestra sociedad, porque los niños ya no sueñan con ser policía ni médico, ahora sueñan con ser influencer. Eso es lo que dice la XIII encuesta "¿Qué quieres ser de mayor?", publicada en 2017 por Adecco, donde esta "profesión" ocupa la cuarta posición sumando el 5,1% de las preferencias de los encuestados, por detrás de los que prefieren ser futbolistas (18,2%), policía (15,3%) y los que quieren vincularse a la enseñanza (6,4%).
Aunque sea difícil de creer, el hecho de que un influencer nos recomiende un determinado producto nos sugestiona a terminar comprándolo. Total, si esa persona que seguimos nos dice que es bueno, funciona bien y le ha dado buen resultado, ¿por qué no probarlo? Y me preocupa tanto por varias razones: Si en España la edad legal para tener una cuenta en redes sociales es de 14 años, ¿Cómo es posible que menores de esa edad estén en las redes?
Lo primero que me preocupa de esta nueva profesión, es por ejemplo: Fulanita tiene 12 años, se ha hecho Instagram y pasa todo el día con el móvil. Le gusta mucho seguir a influencers de moda, pero también ve muchas otras cosas que no son moda. @pepita cuenta su vida por stories, más o menos sube unas 20 al día, a Fulanita le parece muy normal, @pepita es una influencer muy guay y además sube muchos vídeos fumando marihuana. Fulanita tiene 12 años pero también quiere ser como @pepita, es una influencer con muchos seguidores y eso en la adolescencia, es equivalente a ser muy "guay". Y esta sería la cosa más light que se me ocurre, qué clase de influencia están creando en nuestros adolescentes. Aquí tenéis un ejemplo de modas virales muy peligrosas en las redes sociales de las que forman parte nuestros adolescentes y que escenifican este peligro que yo os comentaba.
Pero espera, porque luego están los mini-influencers. No sé si es peor que Fulanita vea a @pepita y publique su vida como ella, o que a Fulanita no le dé tiempo a crearse la cuenta porque sus padres ya le han abierto un Instagram con su nombre y sus fotos, siendo ellos quienes lo manejan y con los riesgos que eso conlleva:
- Contenidos para siempre en las redes, aunque lo borres.
- Aunque sean los padres quienes manejan los perfiles, es la imagen del hijo la que recibirá críticas o halagos
- Ser influencer y crecer en números acabará suponiendo levantar un fenómeno 'fan'. ¿Podrá un niño tan pequeño soportar esa presión?
- Mantener un perfil de esas características requiere trabajo y dedicación, ¿Se lo quitan al niño del juego o otras actividades que SÍ tiene que hacer como niño que es?
Y aquí os dejo un ejemplo de esto. @fashion_laerta, una niña de 7 años que tiene más de 870.000 seguidores, cuenta dedicada a la moda donde patrocina a marcas como GUESS.
Un tema para reflexionar. ¿Qué opináis de ello? ¿Estáis de acuerdo en que quizás un influencer para un niño llegue a ser más perjudicial que beneficioso?
Os leo. 😳
Me ha gustado mucho el artículo sobre los influencers. Creo que es muy peligrosa la influencia que tienen sobre los mas jóvenes. Los niños con 8 años ya tienen su móvil y cuentas en redes sociales. Se lo toman como un juego pero es algo mas que eso.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario, Esther.
EliminarSin duda es un tema muy actual que nos incumbe a todos y que puede llegar a ser muy perjudicial para la sociedad.